Dejamos el abrupto paisaje de Ayna para acercarnos a conocer este pueblo situado en un valle de tierra arcillosa cruzado por un río que lleva su mismo nombre. Almendros y otros tantos árboles frutales pueblan sus montes, así como olivos que convierten a Bogarra en el mayor productor de aceituna de la sierra.

Sus calles estrechas y empinadas nos hablan de un antiguo pasado. Y es que al parecer Bogarra fue en origen un poblado íbero (aunque quizá existió un asentamiento anterior), así lo constata la enigmática Esfinge de Haches _conocida también con el sobrenombre de ‘la gioconda ibérica’ por su enigmática sonrisa’_, hallada a mediados del siglo XIX en las inmediaciones de la Atalaya de Haches, torre de cuatro plantas de origen almohade (siglo XIII).

07020170021 Haches (2)

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es un edificio barroco del siglo XVIII de tres naves: un retablo barroco y otro neoclásico comparten espacio con un trabajo de soldadura de hierro, obra al parecer del maestro Quijano.

El imponente cerro Picayo protege el pueblo y posibilita _por la facilidad de acceso y su pronunciada pendiente_ la realización de actividades tales como el parapente o el ala delta. Otra mole rocosa, el Padrastro proporciona a los amantes de senderismo una excusa para poner en práctica su afición; sin duda la vista panorámica del valle de Bogarra justificará el paseo. En las inmediaciones de la población, a unos 3 kilómetros, se halla el paraje conocido como el Batán de Bogarra, un paraje natural en el que los protagonistas son el agua y la exuberante vegetación que cubre la roca. Se trata de un espacio de especial protección medioambiental, debido en parte a las formaciones de travertino. Un recorrido habilitado con pasarelas recorre la conocida como ‘la senda de las cascadas’, encadenamiento de saltos de agua, pozas escalonadas y rocas que verdean. Bogarra comparte con Elche de la Sierra la tradición de las alfombras del Corpus pero con la peculiaridad de que los bogarreños utilizan para su elaboración plantas aromáticas, romero, mejorana, espliego… y flores naturales, dando como resultado una alfombra no solo bella sino también olorosa, aromática.

cerro picayo

Y además: La cueva de la Mora; Tola-calacacho; Castillo de los Vizcaínos; Paraje del Ventorrillo; Ruta de las esculturas al aire libre; Y mucho más…