Eugenia regentaba una panadería en alquiler en una aldea de Nerpio, concretamente en Pedro Andrés. Tras vencer el contrato y la imposibilidad de renovarlo, pensó en emprender en adquirir su propio local y abrir nuevamente la panadería.

Este nuevo local es más amplio que el anterior, pero con la misma esencia tradicional que el antiguo negocio, gracias a la adquisición de un horno de leña.

Ofrece servicio incluso los fines de semana, algo muy valorado en el municipio ya que es un término muy turístico que en fines de semana, festivos y vacaciones ve gran afluencia de visitantes de la zona del levante.

Gracias a los fondos Leader, Eugenia pudo hacer la inversión de obra civil para la adecuación del local, la compra de un horno artesanal de leña.

Con este proyecto se mantiene el empleo de la autónoma de la empresa y da empleo a otras familias de la aldea además de mantener un servicio básico en la zona.